Salmo 130. Redención total.
A ti, Señor, elevo mi clamor desde las profundidades del abismo. Escucha, Señor, mi voz. Estén atentos tus oídos a mi voz suplicante. Si tú, Señor, tomaras en cuenta los pecados, ¿quién, Señor, sería declarado inocente? Pero en ti se halla perdón, y por eso debes ser temido. Espero al Señor, lo espero con toda el alma; en su palabra he puesto mi esperanza. Espero al Señor con toda el alma, más que los centinelas la mañana. Como esperan los centinelas la mañana, así tú, Israel, espera al Señor. Porque en él hay amor inagotable; en él hay plena redención. Él mismo redimirá a Israel de todos sus pecados. (Salmos 130:1-8 NVI)
Este salmo está lleno de esperanza, verdad y revelación. Bueno, como toda la Escritura. Sin embargo, este salmo nos lleva de la desesperación a la promesa más hermosa. De lo profundo a lo más elevado de la misericordia divina. El salmista clama desde la profundidad del abismo en el que está. Esto me hace recordar a Jonás. Aunque en otro contexto, el también clamó desde la profundidad de las aguas y del vientre de un pez y Dios le escuchó. Al compartir este salmo un día en la escuela dominical de adolescentes les pregunté a los estudiantes si sabían nadar. Ninguno de nosotros sabía. Pensar que estoy en aguas profundas es un pensamiento aterrador. Puedo en cierta forma entender la magnitud de su desesperación.
Este salmo está lleno de esperanza, verdad y revelación. Bueno, como toda la Escritura. Sin embargo, este salmo nos lleva de la desesperación a la promesa más hermosa. De lo profundo a lo más elevado de la misericordia divina. El salmista clama desde la profundidad del abismo en el que está. Esto me hace recordar a Jonás. Aunque en otro contexto, el también clamó desde la profundidad de las aguas y del vientre de un pez y Dios le escuchó. Al compartir este salmo un día en la escuela dominical de adolescentes les pregunté a los estudiantes si sabían nadar. Ninguno de nosotros sabía. Pensar que estoy en aguas profundas es un pensamiento aterrador. Puedo en cierta forma entender la magnitud de su desesperación.
Escuchar la voz de alguien puede ser un acto involuntario; simplemente llega el sonido de la voz de esa persona a ti. Pero tener los oídos atentos es realmente detenernos a entender las palabras que captan nuestros oídos. Es poner no sólo el sentido auditivo en función sino nuestra mente también, para comprender, tal vez descifrar el mensaje captado. Eso es lo que el salmista busca al clamar a su Dios.
El salmista parece dirigir su atención a aquello que pudiera causar que el Señor no atienda su clamor: su pecado. Suponiendo que el autor es David, diría yo que él conocía a Dios en una forma íntima. Conocía su corazón. Sin lugar a dudas lo conocía de primera mano, por experiencia personal. Al que Dios le dijo que era conforme a su corazón sabía que esto sólo era posible por la voluntaria elección de Dios de quitar de delante de sus ojos sus muchos pecados. David temía a Dios porque en él hay perdón y amor inagotable.
Seis veces el salmista hace referencia a esperar en Dios:
Espero al Señor
Lo espero con toda el alma
Mi esperanza he puesto en su palabra
Espero al Señor con toda el alma (segunda vez "con toda el alma")
Más que los centinela esperan la mañana (dos veces menciona la comparación a los centinelas)
Espera al Señor, Israel.
¿Interesante no? Nosotros solemos olvidar que esperar es parte de clamar, orar, buscar y tocar. La espera por la ayuda del Señor no parece ofender ni desalentar al salmista. El sabía que cuando Dios perdona, perdona de verdad, completa y plenamente. Redención, es la palabra que expresa ese lado de Dios, de su plan, de su propósito. El es el Redentor. Creó todo un plan magistral para redimir la humanidad.
Redención total. Esta es esa "promesa más hermosa" y "lo más elevado de la misericordia divina" a lo que hice mención unas líneas arriba. Su corazón estaba ligado al carácter redentor del Señor. Redención total es el clamor de mi alma. Completa libertad de todo lo que pueda atarme a este mundo, al reino de las tinieblas, y todo lo que no sea del reino celestial. Redención para mi mente, mi alma, mi cuerpo. Redención espiritual. Porque redención quiere decir Rescate (que se pagaba para liberar de la esclavitud a los cautivo.) Cristo efectuó esa redención en la cruz, y nos ha trasladado a su reino.
El salmista parece dirigir su atención a aquello que pudiera causar que el Señor no atienda su clamor: su pecado. Suponiendo que el autor es David, diría yo que él conocía a Dios en una forma íntima. Conocía su corazón. Sin lugar a dudas lo conocía de primera mano, por experiencia personal. Al que Dios le dijo que era conforme a su corazón sabía que esto sólo era posible por la voluntaria elección de Dios de quitar de delante de sus ojos sus muchos pecados. David temía a Dios porque en él hay perdón y amor inagotable.
Seis veces el salmista hace referencia a esperar en Dios:
Espero al Señor
Lo espero con toda el alma
Mi esperanza he puesto en su palabra
Espero al Señor con toda el alma (segunda vez "con toda el alma")
Más que los centinela esperan la mañana (dos veces menciona la comparación a los centinelas)
Espera al Señor, Israel.
¿Interesante no? Nosotros solemos olvidar que esperar es parte de clamar, orar, buscar y tocar. La espera por la ayuda del Señor no parece ofender ni desalentar al salmista. El sabía que cuando Dios perdona, perdona de verdad, completa y plenamente. Redención, es la palabra que expresa ese lado de Dios, de su plan, de su propósito. El es el Redentor. Creó todo un plan magistral para redimir la humanidad.
Redención total. Esta es esa "promesa más hermosa" y "lo más elevado de la misericordia divina" a lo que hice mención unas líneas arriba. Su corazón estaba ligado al carácter redentor del Señor. Redención total es el clamor de mi alma. Completa libertad de todo lo que pueda atarme a este mundo, al reino de las tinieblas, y todo lo que no sea del reino celestial. Redención para mi mente, mi alma, mi cuerpo. Redención espiritual. Porque redención quiere decir Rescate (que se pagaba para liberar de la esclavitud a los cautivo.) Cristo efectuó esa redención en la cruz, y nos ha trasladado a su reino.
E. D.
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