"Vivirá vuestro corazón"

Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? Lejos estás para salvarme,
lejos de mis palabras de lamento. Salmo 22:1 RV60

A las tres de la tarde Jesús gritó a voz en cuello: — Eloi, Eloi, ¿lama abactani? (que significa: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”). Marcos 15:34 NVI

Tú sufriste el desamparo del Padre para que yo no tuviera que sufrirlo, pues aún no está la palabra en mi boca y ya Él (mi Padre) la sabe (Sal. 139:4) y está siempre cercano. Aunque pase por angustias y sombra de muerte siempre estás conmigo. Las armas y artimañas del enemigo no han prevalecido contra mi sino que con tu gozo me has librado de la angustia, me has ceñido de alegría. Cuando no te conocía, sino solo de oídas, pues desde mi nacimiento oí de ti y aprendí tu ley pero solo después te conocí. Cuando no sabía que me amabas te pedí que quitaras mi vida y que dejara de ser, pues había oído bien: Tú eres real, existes. Eso lo sabía. Más no sabía que me amabas y que había un propósito en mi vida y que mi vida era valiosa a tus ojos.

         Tú guardaste silencio y también guardaste mis palabras en tu corazón. Un día me llamaste hacia ti y me hiciste oír todo lo que yo te había antes dicho. ¡No las olvidaste, las escuchaste y las recordaste! Y las hablaste a mis oídos para hacerme entender que sí habías estado ahí y que yo sí te importaba. Y entonces mi corazón empezó a latir con vida nueva. Y siempre supe de ahí en adelante que eras Bueno, aunque yo no entendiera las adversas situaciones, las debilidades en mí o mis incapacidades. Tus Palabras fueron vida a mis huesos y lo siguen siendo hasta hoy. Supe entonces que me miras y me escuchas, y que nunca estoy sola.

“Porque él no desprecia ni tiene en poco el sufrimiento del pobre; 

no esconde de él su rostro, sino que lo escucha cuando a él clama.”  

Sal 22:24 NVI

"Comerán los humildes, y serán saciados; Alabarán a Jehová los que le buscan; Vivirá vuestro corazón para siempre." 

Sal. 22:26 RV60

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