Somos del Señor
Abril 2, 2020
Hay lágrimas en los ojos y dolor en el corazón al ver el estado de la ciudad y la situación en el mundo. Dios sabía lo letal que era este virus pero este era el tiempo de permitirlo. El lo ha permitido y miles siguen muriendo, mas la vida de cada uno de ellos no está siendo quitada al azar. Si alguien muere, su hora ha llegado. En el plan eterno, a cada uno le ha llegado también su tiempo, pero todo está sucediendo como una señal del estado del mundo y su necesidad de Dios. No es el deseo de Dios destruir pero este es un tiempo señalado en el cual debemos estar preparados y entregados a Su divina voluntad.
En un momento como este debemos orar sin cesar por la salvación de las personas, de aquellos que estan aún consientes y de aquellos que están aun sanos, así como de aquellos que yacen en sus últimos momentos, que les sea dada la oportunidad de confesar al Señor como salvador. Oramos por la sanidad de todos, pero Dios tiene la última palabra. Mas sabemos que no es la voluntad del Señor que ninguno se pierda (eternamente), sino que todos procedan al arrepentimiento. Por eso oramos por la salvación de todos. Ayúdanos, Señor, a hablar a tiempo y fuera de tiempo. Y oramos por nosotros mismos, arrepintiéndonos y derribando todo ídolo, todo aquello que ha ocupado el lugar de Dios o que nos ha robado tiempo para entregarnos de todo corazón, cuerpo y alma a Él. Ya no está, ha sido quitado el impedimento.
Es tiempo de dedicarle tiempo a Dios, de mirar al Eterno y dedicarnos a lo eterno. “Aunque Él me matare, en el esperaré” (Job 23:15). Somos suyos. Somos tuyos, Señor.

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