Lugar de los Encuentros con Dios


“Lugar de los Encuentros con Dios”

Oseas 2:14-16
14 Pero he aquí que yo la atraeré y la llevaré al desierto, y hablaré a su corazón. 15 Y le daré sus viñas desde allí, y el valle de Acor por puerta de esperanza; y allí cantará como en los tiempos de su juventud, y como en el día de su subida de la tierra de Egipto. 16 En aquel tiempo, dice Jehová, me llamarás Ishi,[d] y nunca más me llamarás Baali.[e]           
  (d. Esto es, Mi marido. e. Esto es, Mi señor o amo.)

Desierto: para nosotros es vacío, muerte, confusión, soledad. Pero Dios, cuyos pensamientos son más altos dice: lugar de vida, transformación, lugar de crecimiento, formación y nuevas oportunidades.

Moisés: surge como líder después de 40 años en el desierto donde se formó como líder.
Juan el Bautista: vivía en los lugares desierto, pero allí Dios puso en el la palabra y voz de trompeta que preparó el camino a Jesús.
 Jesús: Fue llevado al desierto para ser probado.

Dios usa el desierto para formarnos, restaurarnos (recomponer).

Cinco áreas que Dios desea restaurar:

I. Capacidad de oír su voz.
Debemos distinguir Su voz de las demás voces.
“Jehová el Señor me dio lengua de sabios, para saber hablar palabras al cansado; despertará mañana tras mañana, despertará mi oído para que oiga como los sabios.”  Isaias 50:4

II. Restaurar el fruto de nuestro ministerio.
No es igual trabajar para Dios que trabajar con Dios. Cuando trabajamos para Dios llegamos a ser esclavos; más al trabajar con Dios llegamos a ser colaboradores de Dios. 

III. Restaurar nuestra perspectiva.
El valle de Acor era el valle de los tormentos, pero él lo cambiará.
De oídas te había oído; Mas ahora mis ojos te ven.” Job 42:5 Esto lo expreso Job luego de haber pasado por todas las tribulaciones que pasó. Allí en medio de estas Dios abrió sus ojos.

IV. Restaurar la alabanza.
Nuestra alabanza debe sustituir las quejas.

V. Restaurar nuestra libertad.
Romanos 5:1-5
1Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo;  por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia;  y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza;  y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.

En aquel tiempo, dice Jehová, me llamarás Ishi (marido) y nunca más me llamarás Baali (amo).
Dios nos da confianza; Él la restaura. Él es nuestro Señor pero ahora nos llama a más que eso, nos llama a ser su Esposa, Amada esposa, y nos lleva al desierto, lejos de la “ciudad”, donde nos hablará al oído y restaurará nuestro valor, y nuestra comunión con él.

¡Alabado sea el Amado de nuestras almas!

-Bienaventurada

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